• Las predicciones favorables para este jueves prometen un espectáculo naútico incomparable con 77 veleros clásicos legendarios surcando las aguas catalanas.
• La Clase 12M y su impacto en la historia de la America’s Cup: Un repaso en Barcelona
La complicada situación meteorológica que estos días vive la costa catalana ha impedido inaugurar la regata Puig Vela Clàssica, cuyo programa deportivo contemplaba las tres primeras pruebas de la clase 12 Metros.
Un frente tormentoso ha cruzado Barcelona y sus aguas, trayendo aguaceros con la amenaza de un abundante aparato eléctrico, condiciones que han aconsejado al comité de regatas retrasar el inicio de la jornada. Lamentablemente, cuando a mediodía el frente ya había pasado, el viento brillaba por su ausencia, aconsejando a los organizadores suspender las pruebas del día.
Sin embargo, esta demora no ha hecho más que aumentar las expectativas en torno a la emblemática clase 12 Metros de la America’s Cup, cuyo regreso a aguas catalanas es más que esperado por aficionados y profesionales de la vela. Mañana, si las condiciones meteorológicas lo permiten, se dará inicio a la regata con los 77 clásicos en iza.
El Real Club Náutico de Barcelona prevé que todas las categorías participantes —Big Boats, Época Bermudiana y Cangreja, Clásicos, Clásico IOR y Modern Classic— puedan competir con vientos del sur, de intensidad floja a media manteniendo la hora de salida a las 13:00 en los dos campos de regata.
La evolución de la Clase 12 M y su Legado en la America’s Cup
La Clase Internacional 12 Metros comenzó su andadura a principios del siglo pasado, siendo una de las embarcaciones que compitieron en los Juegos Olímpicos en las ediciones consecutivas de 1908, 1912 y 1920, tras el parón obligado por la Primera Guerra Mundial. La America’s Cup vivió su primera época dorada con la elección de los 12 Metros.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la competición se suspendió hasta 1958. En ese momento, los costosos Clase J dieron paso a los más asequibles y numerosos 12 Metros. Para ello, fue necesario modificar el Deed of Gift, limitando la eslora de flotación de 65 a 44 pies, lo que permitió que la Clase Internacional 12 Metros fuera elegida para competir en la America’s Cup.
Y así, en la edición de 1958 comenzó la más gloriosa época de la America’s Cup, que se prolongó hasta 1987, cuando el desafío del neozelandés Michel Fay se aferró a las normas del Deed of Gift para retar a Dennis Conner con un gigantesco monocasco, mientras este último optaba por defenderse con éxito a bordo de un sencillo catamarán de 40 pies.
Las diez ediciones celebradas entre 1958 y 1987 supusieron la mejor época de la America’s Cup, gracias a la previa gran aceptación de los 12 Metros que propició una numerosa participación internacional y la reorganización de las series clasificatorias de los challenger. Barcos míticos como los Columbia, Weatherly, Constelation, Intrepid y Courageos ambos por partida doble, el Australia II y el Stars&Stripes inscribieron con letras de oro sus nombres en el palmarés de ganadores.
Como punta de lanza tecnológica, que siempre ha sido la Americas Cup, algunos equipos encontraron alianzas estratégicas con empresas de la entonces puntera industria aeroespacial. El emergente uso del aluminio en la construcción de barcos y mástiles fue el campo donde más se avanzó notablemente gracias a los 12 Metros.
Pero es en 1983 cuando los 12 Metros protagonizaron el primer gran hito de la America’s Cup. El Australia II cometió la osadía de derrotar por vez primera al Defender estadounidense, imponiéndose por un agónico 4-3 al Liberty de Dennis Conner, conocido como Mr America’s Cup. Todo un mito de la competición que pudo salvar el honor al recuperar la Jarra de las Cien Guineas cuatro años más tarde en aguas australianas con su Stars&Sripes. La edición diputada en Fremantle terminaría siendo la última edición disputada por el mejor barco que ha tenido la America’s Cup, cuando después el neozelandés Michael Fay lanzó un desafío a Conner sujeto al Deed of Gift entre un gigantesco monocasco y un diminuto catamarán
En esta XVII edición de la Regata Puig Vela Clàssica, la flota de 12 metros compite agrupada en dos categorías, fruto del paso de los años entre los primeros barcos y los más recientes. Los División B son más vintage, construidos en madera y con velas menos vanguardistas. Entre sus 8 participantes hay que destacar la presencia del longevo Thea (1918). Los cinco diseños de siguientes generaciones compiten en la Divisón A, destacando la presencia del Kiwi Magic (primer barco construido en fibra de vidrio para competir en la America’s Cup de 1987) o la del Kookaburra II del también propietario del equipo Luna Rossa Patrizio Bertelli.